Ni el hincha más pesimista de Banfield se iba a imaginar el rendimiento que iba a tener el equipo. Perdido casi todo el partido, inconexo, con la cabeza en otro lado. Con muy flojos rendimientos en puestos claves y jugadores que hace tiempo son titulares y, sin embargo, no dan la talla.

Comenzó por debajo en el marcador de manera muy temprana, casi saliendo del vestuario. La dupla central dejó que Triverio cabecee sólo en la puerta del aérea chica para decretar así el principio de un partido para el olvido en todos los puntos del campo de juego.

     A Banfield le costó mucho meterse en partido, casi nunca pudo hacer pie para poder ir a buscar el empate transitorio. Era una de esas tardes en las cuales no encontrabas respuestas de los 11 que había en cancha.

     En la segunda parte se iba a ver lo peor del equipo, ya que, en una cadena de errores, Galoppo entrega mal para Lollo, que sin embargo llega al balón y la entrega para Altamirano, que la agarró con las manos. Rapallini cobró tiro libre indirecto y Acevedo abrió el pie y la colocó al ángulo superior derecho de Altamirano.

     El ingreso de Cuero por la banda derecha le dio un poco de aire al equipo para intentar salir con su velocidad. Las pocas llegadas que tuvo Banfield, fueron a través de esa vía. Y así llegó el descuento transitorio, con desborde de Mauri, luego un centro atrás de Quinteros y la llegada por el fondo de Juan Cruz para descontar y tratar de ilusionarse con la igualdad.

     Sin embargo, lo peor de Banfield estaba por venir, sobre todo por errores de Luciano Lollo, primero un resbalón para el tercero del "Globo", y, por último, un balón largo por parte de la defensa de Huracán, en el cual, nuevamente Lollo se agacha y deja pasar con total libertad a Matías Cóccaro concrete el 1-4 final. De los peores partidos de la era Sanguinetti que llegó a su fin, ya que no será más el DT de Banfield por común acuerdo con la comisión directiva.

Escrito por Facundo Cortés